En la Argentina, el patrón nacional de masa es una pesa de acero inoxidable austenítico de un kilogramo, identificada como K30. La misma es acompañada de tres testigos, de la misma composición y valor nominal. La pesa K30 es calibrada cada 6 años en el BIPM, acompañada de alguno de los testigos.
A partir de los patrones, se calibran pesas desde 1 mg hasta 1000 kg, por un proceso llamado de diseminación. Para ello se emplean comparadores de alta precisión, en condiciones ambientales controladas. De esta manera se realiza una escala nacional, con la cual se otorga trazabilidad a las mediciones de masa del país.
La unidad de masa es de vital importancia ya que de ella dependen, entre otras cosas, la exactitud y confiabilidad des procesos industriales, la formulación de medicamentos y el movimiento de intercambio comercial de productos valuados por de su peso (por ejemplo, granos). Además, a partir de ella se derivan otras magnitudes como fuerza, presión, energía, densidad, volumen, viscosidad, entre otras, por lo cual el grado de exactitud alcanzado en la medición de la misma influye en el grado de exactitud alcanzado en la medición de dichas magnitudes.
Los patrones se mantienen según la recomendación internacional OIML: R 111-1/2004, en una sala limpia, cuyas condiciones de temperatura, humedad y presión están controladas y se registran cada dos minutos. La temperatura debe mantenerse en 20 ºC +/- 0.3 ºC durante una hora de registro, con una fluctuación máxima de 0.5 ºC en 12 horas. La humedad debe permanecer entre 40-60 % +/- 5% en un intervalo de medición de 4 horas.
